martes, 4 de enero de 2011

Lo que éramos.



- ¿Conociste a Riefenstahl?
- Claro que sí. Y no fue la última vez que la vi.
- Nunca me habías contado nada.
- ¡Acabo de empezar la historia! Aun queda mucha gente por conocer. Si te callases un poco...




- Dios mio, Sophie. Lo que éramos...

Un primer plano en una película.




- Buenos días Frau Bauer.
- ¡Katharina! ¡Qué sorpresa! Hacía tiempo que no te veía.
- ¿Le ayudo con las bolsas?
- Gracias. Siempre tan atenta...

- Hola.
- Hola Señor Bauer.
- Katharina que sorpresa. ¿Te quedas a comer?
- En realidad venia a invitarles a comer a nuestra casa. Mi padre quiere proponerle algo.
- ¿Has hablado con Ann?
- Sí. Está preparándose.
- ¡Caramba Ann! No sería capaz de diferenciarte de Marlene Dietrich. Créeme Katharina que no es lo habitual.
- ¿Cerrarás el pico algún día? Podrías arreglarte tú también de vez en cuando.
- Los Scholz saben muy bien como somos, Ann. Somos vecinos.
- Claro, Señor Bauer, no es necesario que se arregle, somos prácticamente familia.
- Éso es lo que quería oír.


- Increíble Diane. Delicioso, me tienes que pasar esta receta.
- No lo hagas, a ver si así vienen más a menudo por aquí.
- No seas tonto, jajaja.
- Bueno, os he invitado para proponeros algo.
- ¿Y bien?
- Katharina va a acudir a Nürnberg a una concentración del partido. Nosotros iremos con ella. Ya sabes Geert, será un gran acontecimiento.
- ¿Qué se supone que se pasea por tu cabeza Max?
- Me gustaría que vinieseis con nosotros, Sophie y Franz se lo pasarán bien.
- No me refería a eso Max. ¿Que se supone que ha pasado contigo? ¿Dónde ha quedado tu pasado? No sabía que tus ideas habían muerto en aquella trinchera. ¿Qué se supone que se pasea por tu cabeza, Max?
- Curiosidad. Quiero verlo Geert. Quiero ser testigo de cómo lo hacen. Si van a mutilar nuestra libertad...
- ...que lo hagan frente a nosotros. Cara a cara. Si...
- ¿ Vendréis?



- Es enorme.
- No hay cervecerías así en Hemmenhofen ¿verdad Sophie?
- ¡Mira! Katharina. He visto un soldado.
- ¿Dónde? ¿Ése? No es un soldado Sophie, es un oficial. Un pez gordo.
- ¿Suele haber oficiales aquí Katharina?
- Sí, padre.
- ¿Tantos?
- Es increíble la cantidad de nazis que hay aquí ¿verdad?
- Ann, por favor.
- Parecen agitados. ¿Ha pasado algo?
-¿Qué pasa mamá?
- No pasa nada, jovencita. A no ser que quiera que pase algo.
- ¡Heil Hitler!.
- Caramba, una ferviente jovencita de la BDM. ¿Cómo te llamas?
- Katharina señor.
- Relájate. Me preguntaba si te gustaría salir en una película.
- ¿En una película?
- Usted debe ser su padre...¿me acompañan por favor?


- Estarás orgullosa de tu hermana, pequeña. Un primer plano en una película. ¿Qué te parece?
- Katharina no es mi hermana.
- ¿Y qué es entonces?
- Mi vecina.
- Comprendo. ¿Y tu no estás en la BDM?
- No. Antes si, pero lo dejé.
- ¿Por qué lo hiciste?
- Ahora dibujo.
- ¿Dibujas? ¿Qué dibujas?
- De todo.
- ¿Me dibujarías un soldado alemán?



- Leni, llevamos un rato buscándote. ¿Que haces grabando a esta niña? Ni siquiera lleva uniforme.
- ¿Pero que hora es? Madre mía, si que hemos estado rato hablando ¿eh, Sophie?
- Si.
- Bueno...encantada de conocerte, Sophie. Tengo tu dirección y tu teléfono. Seguro te llamaré.
- Vamos Leni.
- ¡Ya voy! ¡ Adiós Sophie! Corre mucho, y sigue dibujando así de bien.


- ¿Quién era esa mujer Sophie?
- Leni, me ha invitado a un Strudel.
- De verdad Sophie, no se como te apañas para entablar amistades tan fácilmente.
-

martes, 9 de noviembre de 2010

Una madre es más importante que un Führer.



- Ese Otto ha estropeado a nuestra niña.
- ¿Pero qué dices mujer?
- Mira que dibujos. Como comprenderás no le voy a decir a la niña que no me gustan pero por dios...es...raro.
- Ése Otto sabrá más que tú de lo que es arte, por muy degenerado que te parezca. La niña ha aprendido mucho con él.
- ¿Y por qué tiene que contarle nada de la guerra? Nos esta hundiendo a Sophie en una tristeza horrible.
- Ann, la está sacando de allí.
- Bueno. El verano ya acabó, y todo volverá a ser como antes. Todos juntos. Sophie volverá a la BDM...
- No creo que eso vaya a ser así.
- ¿Qué dices?
- Mira la papelera...






- ¿Vestido nuevo Sophie? ¡Anda! ¡Y zapatos nuevos también! Estás guapísima. Está bien que ayudes a tu madre con la compra. Os educan bien en la BDM.
- Éso me lo enseñó mi madre.
- Bueno...¿una madre es más importante que un führer no?

domingo, 22 de agosto de 2010

Guerra



- Y desde entonces sólo hay una palabra que sigue consiguiendo hacerme temblar la piernas.
- ¿Y qué palabra es ésa?
- Guerra.


- Al menos conservo mis dos piernas.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿Acaso no es lo mismo?



- ¡Niña! ¡Eh, chica!


- Bebe un poco de agua. Llevas casi toda la tarde corriendo carretera arriba y abajo.
- Estoy entrenando.
- ¿Para qué?
- Porque me gusta.
- ¿No compites en carreras?
- Ahora ya no.
- Quítate los zapatos. Estarán agotados.
- ...
- ¡Venga! Es hierba, no lava.


- ¿Te gusta?
- Sí.
- Te lo regalo si quieres.
- ¡Otto! ¿Para que va a querer ésta chiquilla un dibujo de un cementerio? Si dibujases cosas más alegres...
- Martha, un cementerio es, hoy en día, uno de los lugares más felices del mundo.
- No me importa. Yo también dibujaba cosas tristes.
- ¿Y ahora ya no?
- Siempre llega un día en que eres incapaz de dibujar cosas tristes.
- El mundo no puede estar mal por siempre ¿verdad?
- ...
- Pero..¿Qué cosas tristes va a dibujar una muchacha como tú?
- Gente.
- ¿Gente triste?
- Sí.
- ¿Y por qué...
- ¡Sophie!
- Es mi abuela. ¡Ya voy! Adiós. Y gracias por la merienda. Y por el dibujo.
- Adiós.


- No deberías hablar con cualquiera Sophie. Nunca sabes de quien se puede tratar. ¿Quienes eran?
- Otto y Martha. Ya los conocía. Los vi en Stuttgart cuando fui a un festival de la BDM.
- ¿De qué se supone que hablabais?
- De dibujar. Él dibuja, como yo. Sólo cosas tristes. Yo le dije que dibujaba al señor Riegner.
- ¿No le habrás dicho que era judío verdad?
- ¿Acaso importa abuela?
- ¿Lo has dicho o no?
- Sí. Dije que era una persona triste.
- ¿Dijiste una persona triste o un judío?
- ¿Acaso no es lo mismo?


- ¡Qué suerte has tenido Sophie! Ese Otto amigo tuyo, es pintor. Me han dicho que no es muy bueno, pero ya tienes con quien pasar el tiempo. Me han dicho que se pasa horas abajo en la pradera, pintando y pintando.
- ¿Puedo pintar con él?
- Supongo que sí. Siempre y cuando tu no seas un estorbo.
- ¿Aunque pinte cosas tristes?
- No pinta cosas tristes, Sophie. Pinta la realidad. Además, no creo que te pegue su tragedia. Él vivió cosas, según me han dicho, que tú no has vivido ni vivirás.
- ¿Cómo lo sabes?
- No se nada. Lo cierto es que la piedra sigue ahí, esperando a que alguien vuelva a tropezar...
- ¿Qué dices?
- Nada Sophie. Cielo, vete a pintar con el señor Dix. Que te enseñe todo lo que sabe, a ver si así te conviertes en una gran pintora.



- Mi abuela dice que me enseñes todo lo que sabes.
- ¿Sobre qué?
- Sobre todo, supongo.
- Verás, todo empezó en 1914. Yo tenía veintitrés años...

viernes, 13 de agosto de 2010

Correr con los ojos vendados




- Señor Bauer, ¿está usted seguro de que quiere borrar a Sophie de la BDM?
- Si Katharina, estoy seguro.
- Yo en su lugar...
- Tú en tu lugar respetarías mi decisión...lo quieras o no.


- ¿Algún problema Katharina?
- No, señora Müller.
- ¿A que debo su asistencia señor Bauer?
- Verá, mi hija va a pasar este verano con su abuela, en Randegg, así que mi hija no podrá asistir a ninguno de los eventos de la BDM.
- Sabe usted que allí también tiene la oportunidad de participar en las actividades de la BDM ¿verdad?
- Si, pero...verá mi madre es ya muy mayor, entiéndalo usted. Mando a mi hija para cuidar de ella durante el verano, y si tiene que acudir a las actividades, no sé. De todas formas...esté usted tranquila señora Müller, en cuanto acabe el verano...
- ¿Sabe la oportunidad de la que esta privando a su hija?
- Sophie ha aprendido a cocinar gracias a la BDM. Lo cual es útil a la hora de cuidar de mi madre, ha aprendido mucho gracias a ustedes. Pero una temporada de descanso no le vendría mal.
- Su hija quedaría privada también de las competiciones deportivas.
- Se puede correr en cualquier sitio.
- Lo que usted desee, señor Bauer. Pero...¿Qué me dice del pequeño Franz? Ya es bastante mayorcito para entrar en las Hitlerjugend...¿quiere usted que...
- ¡No!...El chico entrará cuando él quiera. ¿No es tan bueno nuestro führer repartiendo patriotismo? Cuando a mi hijo le invada el espíritu germano, acudirá. No antes.



- ¡Abuela!
- Sophie. Cómo has crecido. Estás guapísima. ¿Dónde has dejado el uniforme?
- Papá me borró de la BDM.
- ...¿Y a ti te parece bien?
- No me importa demasiado.
- ¿Y cómo lo consiguió?
- Dijo que tenía que cuidarte, que eras mayor y estabas delicada. Que no podías valerte por ti misma.
- Entonces tendré que dejar la construcción de la caseta del jardín ¿no crees? Una anciana como yo, tan delicada, no debería jugársela con la sierra, los clavos y el martillo ¿no?
- ¡jajaja!
- Dice que anciana. ¿Tu padre qué se ha creído? Se va a enterar. Y con el atletismo ¿que harás?
- Papá les dijo que podría correr en cualquier lugar.
- Éso es cierto. Pero no en todos los lugares a la gente le gusta que corras. Llegará un momento en que chocarás con algo, Sophie. Con los ojos vendados no se puede correr.
- Yo no corro con los ojos vendados.
- No Sophie. Tú eres precisamente de los que corren con los ojos bien abiertos. Pero ten cuidado, puede que seas la única.



- ¿Puedo correr por este camino abuela?
- Ten cuidado Sophie, o llegarás a Suiza.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Llamarse Adolf


- En esta hora yo era responsable de la suerte del pueblo alemán, así que me convertí en el juez supremo de la gente alemana. Di la orden de disparar a los cabecillas de esta traición y, además di orden de cauterizar la carne cruda de las úlceras de los pozos envenenados de nuestra vida doméstica para permitir a la nación conocer que su existencia, la cual depende de su orden interno y su seguridad, no puede ser amenazada con impunidad por nadie. Y hacer saber que en el tiempo venidero, si alguien levanta su mano para golpear al Estado, la muerte será su premio.


- Dios mío, Geert. Si es capaz de matar a sus propios hermanos, ¿de qué no será capaz? Führer se hace llamar ahora. Tanto en tan poco tiempo.
- Papá, ¿dos años tardan mucho en pasar?
- Sí. Bastante hija. Pero acabará llegando. Lo que no se es si quiero que llegue.
- Geert. ¿Es demasiado tarde?
- Nunca es demasiado tarde para nada, Ann.
- Papá...
- Escucha Sophie. El verano ya está acabando. Franz volverá y comenzarás en la escuela. Antes de que te de tiempo a darte cuenta, ya estarás de nuevo en verano, e irás a Randegg con la abuela a pasar las vacaciones. Y luego todo otra vez. En un momento llegará el treinta y seis. ¿Lo ves?
- No papá...¿estamos seguros?
- ...
- Geert...
- Para estar seguro hoy en día, tienes que llamarte Adolf y llevar uniforme militar. Tu ya tienes una de las dos cosas Sophie. Sólo tienes la mitad de posibilidades de que te pase algo.

lunes, 9 de agosto de 2010

Veneno



- Veo que has vuelto a tus inicios, Sophie.
- Sí. Correr está bien, pero había olvidado cuánto me gusta dibujar.
- Me alegro de que no olvides tus ideales, hija. A veces pienso que os lavan el cerebro allí dentro. Sólo os meten mentiras en la cabeza. Quiero que seas consciente de ello. Sé que te lo repito mucho pero...
- Lo sé papá. ¿Crees que pienso igual que ellos? Solo sigo ahí porque es el único modo de competir y ganar medallas de atletismo. Estoy cansada de oír mentiras sobre los judíos.
- ¿Que os dicen?
- Nos dieron un libro. Es un cuento llamado la seta venenosa. Habla sobre un judío que es médico y abusa de las muchachas alemanas de la BDM. Pero yo se que es mentira. Riegner nunca me hizo nada malo y era médico y judío ¿verdad?
- Así es, Sophie.
- Pero yo no digo nada. Algunas veces Katharina tiene que llamar mi atención para que no hable, pero cada día estoy más incomoda allí. Solo nos dicen como tenemos que ser buenas en casa. Cocinar, limpiar, coser, complacer a nuestros futuros maridos...no me gusta. Papá...
- Dime.
- Me gustaría que Franz no entrase en las juventudes. Aunque sea obligatorio.
- Sophie...si lo quieres, puedes salir de la BDM. Me da igual lo que piense el pueblo.
- No es eso papá. En dos años son las Olimpiadas en Berlín.
- Sophie...eres buena corriendo, pero no tanto. Además, aun eres muy pequeña.
- No...en el treinta y seis solo tendré dieciséis años, ¿pero en el cuarenta? Con veinte años...
- Vive en el presente Sophie. Quizás en 1940 no haya juegos olímpicos.
- ¿Y por qué no iba a haberlos? Siempre los hay.
- Disfruta ahora, quizá en unos años no te interese competir como te interesa ahora. Sinceramente Sophie...me gusta más que dibujes. El treinta y seis puede ser un año grande para algo más que el deporte ¿no crees? ¡Quizá conozcas a alguien importante y te conviertas en una gran artista!
- ¿Y dos años pasan rápido papá?
- Ni mucho ni poco. Dos años tardan lo que deben tardar. El treinta y seis llegará cuando se lo proponga y con quien se lo proponga.


- Es horrible Ann. ¿Has visto lo que obligan a leer a nuestra hija? Veneno lo llaman. El tiempo dirá quien fue el veneno de Alemania, aunque sinceramente cariño, creo que llevará más de dos años.

¿Puedo volver a dibujar?




- Chica. ¡Chica! Se te ha caído esto.
- Gracias señor.
- ¿Lo has dibujado tú?
- Sí, señor.
- Dibujas muy bien. Se ve que practicas mucho.
- Si...
- No te preocupes. Yo también llevo bastante tiempo sin tocar un pincel. ¿De dónde es ése paisaje? ¿Es el lago Costanza?
- Sí. Son las vistas del lago desde mi casa. En Hemmenhofen.
- Tienes mucha suerte de vivir allí jovencita. Ojalá vievese allí yo también.
- Hay una casa vacía en el pueblo señor.

- Vamos Otto, no molestes a esta muchachita. ¿No ves que es de la BDM? Seguro que tiene muchas cosas que hacer.
- Si Sophie, debemos irnos. Me están llamando y tu padre me ha dicho que te controle.
- De acuerdo, de acuerdo. Que tengais un buen día chicas.
- Igualmente.



- Caramba Sophie. Si que ha tardado en llegar el tren. Por poco llega antes el de tu hermano. Que vale que me guste el paisaje del lago hasta Radolfzell, pero...
- Hubo algún problema en la estación de Stuttgart, señora Bauer. No sabemos el qué.
- Vale vale. Gracias por todo Katharina. ¿Y tú? ¿No le vas a dar un beso a tu madre? ¿Qué tal lo has pasado?
- Muy bien. Mira.
- ¡Anda! Dos medallas ¿eh? ¿Has hecho alguna amiga?
- Si. He conocido a dos personas que son muy importantes.
- ¿Si? ¿Y quienes son esas personas tan importantes?
- Sophie Scholl y Otto.
- ¿Otto? ¿Quién es ése?
- No lo se.
- ¿Y si no lo sabes, cómo és que es tan importante?
- ...
- ¿eh?
- Mamá...¿puedo volver a dibujar?

sábado, 7 de agosto de 2010

Me alegro de haber venido


- ¿Estás dibujando?
- Sí.
- Yo también se dibujar.
- Si quieres podemos dibujar juntas.
- No he traído nada para dibujar.
- Puedo dejarte una hoja y un lápiz si quieres.
- Gracias. ¿Cómo te llamas?
- Sophie.
- ¿En serio? Yo también. ¿De dónde eres?
- De Ülm ¿y tú?
- Soy de Hemmenhofen, en Konstanz.
- De mayor, ¿serás dibujante?
- No lo creo. Antes quería serlo, pero ahora prefiero ser atleta, corredora, o jefa de la BDM.
- Te vi antes en las competiciones, eres buena. Enhorabuena.
- Gracias. ¿Y tú? ¿Serás dibujante?
- No.
- Entonces ¿que serás?
- ¿Cómo voy a saberlo? Aún soy una niña.
- ¿No te gustaría ser jefa de la BDM?
- A mi padre le daría un disgusto. A él no le gusta que esté aquí. Pero nos apuntó a mi y a mis hermanos. ¿Tienes hermanos?
- Sí. Tengo un hermano pequeño. Se llama Franz. Ahora está en casa de mi abuela, en Randegg, pasando las vacaciones.
- ¿Está también en las juventudes?
- No. Mi padre espera a que sea obligatorio. Dicen que los chicos no lo pasan tan bien como nosotras.
- Eso dice mi hermano. Él quiere irse a Múnich, a estudiar.
- Mi vecina, que también ha venido, también irá a estudiar a Múnich dentro de poco. Quiere ser bióloga.
- ¿Qué estás dibujando?
- Es el lago de Hemmenhofen, de mi pueblo.
- Caramba es muy bonito.
- Si. ¿Me pasas el sacapuntas por favor?


- ¿Sabes qué? No quería venir. Nunca estoy con las chicas, prefiero dibujar.
- Yo también solía hacerlo, pero ahora prefiero correr y jugar con las demás.
- A pesar de todo, me alegro de haber venido.
- ¿Por qué?
- Porque he conocido a Sophie Bauer de Hemmenhofen.
- Yo también me alegro de haber venido.
- ¿Por qué?
- Porque he conocido a Sophie Scholl de Ülm.


viernes, 6 de agosto de 2010

Yo no elegí ésto para Alemania


- ¡Ya estoy en casa!
- Hola, Sophie. ¿Qué tal en la tarde de deportes?
- Han venido unas chicas de Konstanz a pasar la tarde con nosotras.
- ¿Y corren tan rápido como tú?
- No han venido a competir.
- ¿Y para que han venido entonces?
- Venían a decirnos que se va a celebrar una reunión de toda la BDM de Baden y Württemberg-Hohenzollern en Stuttgart.
- ¿Una reunión para qué?
- No lo sé. Cosas del partido.
- Cosas del partido...
- Sí madre. Van todas las chicas. ¿Me dejas ir verdad?
- No lo se, Sophie. Háblalo con tu padre.
- Es ahora, en verano. No tengo escuela y habrá competiciones deportivas. Irá gente de Freiburg, de Ülm, incluso de Heilbronn.
- No lo se, Sophie. Es muy lejos, y sola...
- Katharina irá también. Vamos en grupo, en tren.


- Señor Bauer, yo en su lugar la dejaría ir. Piense que si no va, será la única de todo Konstanz que lo haga. Además Sophie tiene muchas posibilidades de ganar alguna competición de atletismo. Usted sabe que se le da muy bien. Ahora que ha dejado a un lado lo de dibujar, está conociendo a chicas de su edad y disfrutando de las actividades del BDM. Todas las muchachas de la zona están en las juventudes. Sería sospechoso que Sophie no asistiera al evento.
- Katharina...tu también vas ¿verdad?
- Si señor Bauer
- Quiero que cuides de ella en todo momento. Tú eres la responsable. ¿Entendido?
- Si señor Bauer, muchas gracias señor.


- ¿Estas bien Geert?
- Preferiría que volviese a dibujar.
- Así parece más feliz, Geert.
- Yo no elegí ésto para nuestra hija, Ann.
- Yo no elegí ésto para Alemania.

jueves, 5 de agosto de 2010

Cantas muy mal


- ¿Sabes qué, Sophie?
- ¿Qué?
- Cantas muy mal.

Dibujas muy mal



- Te veo muy feliz Sophie.
- Sí.
- ¿Es por algo en especial?
- No. Es solo que mi madre no me dejaba salir a dibujar más lejos de vuestra casa, y ahora... ¡estoy casi en Gaienhofen!
- Es lo bueno de la Liga de Muchachas Alemanas. Así podrás dibujar todas las flores que quieras. ¿Verdad que dibujas flores?
- Si. Solía ir a casa del señor Riegner a dibujarle. Tenía una cara muy graciosa. Además era bueno conmigo y por un dibujo me daba de merendar. Ahora solo dibujo las flores del jardín y de la carretera, pero ya estoy cansada.
- Seguro que eres la mejor dibujante de flores de toda Alemania.
- Sí.
- Hoy es Sábado, así que hoy es la reunión de grupo semanal. Lena va a traer una comba, y Maria la guitarra de su padre, así que podremos jugar y cantar hasta la noche.
- Yo dibujaré.
- Sophie, deberías hablar con las demás chicas. Seguro que ellas quieren conocerte y jugar contigo. ¿No te gustaría aprender a saltar a la comba? ¿Y cantar Ich bin ein Musikante?
- Yo no quiero saltar a nada. Ni tampoco cantar. Quiero dibujar.
- ¿Qué tal si las enseñas a dibujar? Seguro que las más pequeñas no lo hacen tan bien y quieran aprender de ti.
- ...
- Deberías dejarlo a un lado por un tiempo, Sophie. Tienes la oportunidad de conocer a chicas con ganas de pasarlo bien. Anímate. Mañana iremos al lago a dar un paseo en barca. Quizás hasta hagamos alguna carrera. Allí el cuaderno no te vale de nada.
- Puedo dibujar Steckborn.
- No se trata de eso Sophie. Cada cosa a su debido tiempo. No querrás que se te vuelva a mojar ¿no?
- No.
- Pues eso. Mañana iré a buscarte a casa. Deberás estar vestida con el uniforme, que no se te olvide. Pero prométeme que dejarás el cuaderno en casa. Solo por un día. Y cantaremos juntas en la barca. Bien alto, para que Riegner nos escuche bien claro desde Suiza. A cambio te haré yo un dibujo a ti. Un retrato. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.
- En cuanto lleguemos me dejas tu cuaderno y te dibujo.


- ¿Sabes qué, Katharina?
- ¿Qué?
- Dibujas muy mal.

martes, 3 de agosto de 2010

Me gustan sus uniformes

                                                                                     

- ¿Dónde esta Sophie?
- Se fue a dibujar.
- ¿A dibujar? Riegner se fue. ¿Que ha ido a dibujar?
- No lo sé, Ann.
- No me gusta que Sophie salga de casa sin que yo sepa dónde va, ¿Entiendes? Me preocupo.
- Mujer, ya tiene trece años. No es una niña.
- Es muy tarde, la cena ya está, y la niña no.

- Ahí la tienes.

-¿Señora Bauer? Verá, su hija se cayó al lago desde el embarcadero, y me vi obligada a acompañarla hasta casa. No sea dura con ella, no ha tenido la culpa. Ha sido el hijo de Schäuble. Le tiró el cuaderno al agua.
- Dios mío. Muchas gracias, Katharina.
- De nada. Adiós.
- Espera, entra. Supongo que a tu padre no le importará que cenes fuera de casa por un día ¿no?


- Katharina, tu padre me ha dicho que piensas ir a estudiar a Múnich.
- Si señor Bauer.
- No me llames así. Los vecinos somos como una gran familia ¿no?
- ...
- Dime, tu también solías hablar con Riegner ¿verdad? ...Tranquila, supongo que tu padre te habrá dicho lo que pensamos aquí respecto a todo esto. Somos viejos amigos.
- Riegner era un buen hombre, pero desde que estoy en las juventudes no he vuelto a hablar con él. Dicen que se fue ayer.
- Sí, eso dicen. Supongo que ha sido inteligente.
- ...
- ¿Y por qué tu estás en...?
- Así no levanto sospechas. Más vale que lo haga ahora. Estoy segura que en unos años será obligatorio para todos los jóvenes. Por ejemplo hoy...el incidente que tuvo Sophie con Schäuble, se podría haber evitado si Sophie vistiese este uniforme. Saben como son los Schäuble. Ahora es muy pronto, pero ¿que pensarán de mi familia o de la suya si en el treinta y seis no somos nazis? ¿Que pensarán si la esvástica no ondea en nuestros jardines? Ni usted ni mi padre han elegido esto, pero es una buena forma de mantenerse a salvo y pasar desapercibido.
- Los Schäuble... tenían que haber sido ellos los que se marchasen hacia Suiza.
- Si lo desean puedo ayudarles con la afiliación de Sophie a las juventudes. Es sencillo desde dentro.
- Nos lo pensaremos Katharina, gracias de todas formas.
- Gracias a ustedes por la cena. El Schäufele me encanta, y éste estaba buenísimo.


- ¿Se puede saber qué hacías en el embarcadero? Creo que te tengo bien dicho que no me gusta que estés allí. Puede pasarte cualquier cosa si te caes al agua. Suerte que estaba Katharina para ayudarte. Que habrías hecho sin ella ¿eh? Cómo se te ocurre tirarte al agua por un cuaderno. Vienes toda mojada. No es algo tan valioso como para hacer esa tontería ¿Me has entendido?
- Sí que lo es, estaba lleno de dibujos.
- La próxima vez dibujas en el jardín, o en la carretera, junto a casa ¿Me has entendido?
- Pero así no puedo dibujar a Riegner.
- Riegner ya se fue. No podrás dibujarlo nunca más, hazte a la idea. ¿Acaso estaba hoy en el embarcadero?
- Estaba en Steckborn, así que le dibujé.
- ¡Qué niña!...No quiero que vuelvas allí. No quiero que vuelvas a hablar de Riegner. No quiero que hables con Schäuble. No quiero que dibujes nada más lejos de la casa de los Scholz ¿entiendes?
- ...
- ¿Me entiendes?
- Sí mamá.

- Quizá deberíamos pensarnos en meterla en las juventudes, Geert. Katharina tiene razón, todos estaríamos más seguros.
- ¿Rendirnos así de fácil?
- Los Scholz lo han hecho, y sabes cómo son. ¿Por qué no nosotros? Ya viste lo que le hizo el hijo de los Schäuble a Sophie. Podrían ser un problema.
- Apenas ha empezado todo esto Ann. Es el primer verano que vivimos esta situación. Katharina lo ha hecho porque se va a estudiar a Múnich. ¿Qué va a hacer allí sin un seguro ario? Pero Sophie...¿qué le puede pasar aquí en Hemmenhofen?
- Yo estaría más segura Geert...

- ¿Qué opinas tú Sophie? ¿Quieres entrar en las Hitlerjugend?
- Me gustan sus uniformes.
- Ya está Ann, respira tranquila, le gustan los uniformes.

lunes, 2 de agosto de 2010

Sirve para remar


- ¡Eh! ¿Qué haces?
- Dibujo.
- ¿Y qué es lo que dibujas?
- Lo que me gusta.
- Trae aquí.
- Suéltalo.
-¿Sólo dibujas barcas? Siempre estás aquí sentada.
- Dibujo lo que me gusta.
- ¿Te gustan las barcas? Deberías haberte ido con Riegner. Dicen que el cobarde de tu vecino huyó por la noche en una barca.
- ...
- Mira a quién tenemos aquí...
- ¡Suelta el cuaderno Schäuble!
- ¿También te gusta Riegner? Caramba...tienes un montón. ¿El judío era amigo tuyo? ¿No te han dicho tus padres que eso está mal? No sé como habéis soportado a ése a vuestro lado durante tanto tiempo.
- ¡Devuélvemelo!
- ¿Quieres dibujar más barcas Bauer? Quizás deberías marcharte con tu amigo a Suiza. Me han dicho que ve muchas últimamente.
- ¡Cállate!
- Quizás esto te valga para remar, ¿no crees?
- ¡No!

domingo, 1 de agosto de 2010

Vivir


- Dice la niña que Riegner se ha marchado esta noche.
- ¿A dónde?
- Se fue por el embarcadero. Supongo que a Steckborn.
- ...¿Crees que es verdad lo que dicen?
- Creo. Pero aún no se en qué. Lo que está claro es que esto no va a ser como antes.
- ¿Qué hacemos?
- Vivir.

sábado, 31 de julio de 2010

"Arte y Paz", de León Tolstói

Zeit, Kunst und Freiheit: Tiempo, Arte y Libertad.
Siempre hubo tiempo. Siempre hubo arte, pero no siempre hubo libertad.
Esto no es una historia del arte, ni arte a través de la historia, ni tampoco historia a través del arte.
No es tiempo y libertad, ni libertad y arte, ni ninguna de las demás formas de encadenar estos tres términos.
Tiempo, Arte y Libertad han ido de la mano continuamente por la misma acera. Pero a veces, un semáforo, o una farola obligaba a libertad a soltarse de la mano.
La historia del siglo XX se ha caracterizado por una tremenda creación artística y una convulsa situación política. Tenemos el tiempo, tenemos el arte. ¿Tenemos la libertad?
"No se como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras y lanzas". Albert Einstein